Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 5, 2-47

2 Decidieron acabar con los descendientes de Jacob que entre ellos
vivían y comenzaron a matar y exterminar gente del pueblo.

3 Judas movió la guerra a los hijos de Esaú en Idumea, al país de
Acrabatena, porque tenían asediados a los israelitas. Les infligió
fuerte
derrota, les rechazó y se alzó con sus despojos.

4 Recordó luego la maldad de los hijos de Baián, que eran un lazo y
una trampa para el pueblo por las emboscadas que en los caminos le
tendían.

5 Les obligó a encerrarse en sus torres, les puso cerco y dándolos al
anatema, abrasó las torres con todos los que estaban dentro.

6 Pasó a continuación a los ammonitas, donde encontró una fuerte
tropa y una población numerosa cuyo jefe era Timoteo.

7 Después de muchos combates, los derrotó y deshizo.
8 Ocupó Yazer y sus aldeas, y regresó a Judea.

9 Los gentiles de Galaad se unieron para exterminar a los israelitas
que vivían en su territorio, pero ellos se refugiaron en la
fortaleza de
Datemá.

10 Enviaron cartas a Judas y sus hermanos diciéndoles: «Los gentiles
que nos rodean se han unido para exterminarnos;

11 se preparan para venir a tomar la fortaleza donde nos hemos
refugiado, y Timoteo está al frente de su ejército.

12 Ven, pues, ahora a librarnos de sus manos, que muchos de entre
nosotros han caído ya;

13 todos nuestros hermanos que vivían en el país de Tubías han sido
muertos, llevados cautivos sus mujeres, hijos y bienes, y han perecido allí
unos mil hombres.»


14 Estaban todavía leyendo las cartas, cuando otros mensajeros, con
los vestidos rasgados, llegaron de Galilea con esta noticia:

15 «Se han unido los de Tolemaida, Tiro, Sidón y toda la Galilea de
los Gentiles para acabar con nosotros.»

16 Cuando Judas y el pueblo oyeron tales noticias, reunieron una gran
asamblea para deliberar sobre lo que habían de hacer para socorrer a
sus
hermanos puestos en angustia y combatidos de enemigos.

17 Judas dijo a su hermano Simón: «Toma gente contigo y parte a
librar a tus hermanos de Galilea; mi hermano Jonatán y yo iremos a
la
región de Galaad.»

18 Dejó para defensa de Judea a José, hijo de Zacarías, y a Azarías,
jefe del pueblo, con el resto del ejército,

19 dándoles esta orden: «Estad al frente del pueblo y no entréis en
batalla con los gentiles hasta que nosotros regresemos.»

20 Se le dieron 3.000 hombres a Simón para la campaña de Galilea y

8.000 a Judas para la de Galaad.

21 Simón partió para Galilea y luego de empeñar muchos combates
con los gentiles, los derrotó

22 y los persiguió hasta la entrada de Tolemaida. Sucumbieron unos

3.000 gentiles y se llevó sus despojos.

23 Tomó luego consigo a los judíos de Galilea y Arbattá, con sus
mujeres, hijos y cuanto poseían, y en medio de una gran alegría los llevó a
Judea.

24 Por su parte, Judas Macabeo y su hermano Jonatán atravesaron el
Jordán y caminaron tres jornadas por el desierto.

25 Se encontraron con los nabateos, que les acogieron amistosamente
y les pusieron al tanto de lo que les ocurría a sus hermanos de la región de
Galaad:

26 que muchos de ellos se encontraban encerrados en Bosorá y
Bosor, en Alemá, Casfó, Maqued y Carnáyim, todas ellas ciudades fuertes y
grandes;

27 que también los había encerrados en las demás ciudades de la
región de Galaad, y que sus enemigos habían fijado el día siguiente
para
atacar las fortalezas, tomarlas y exterminarlos a todos en un solo día.

28 Inmediatamente Judas hizo que su ejército tomara el camino de
Bosorá, a través del desierto; tomó la ciudad y después de pasar a filo de
espada a todo varón y de saquearla por completo, la incendió.

29 Partió de allí por la noche y avanzó hasta las cercanías de la
fortaleza.

30 Cuando, al llegar el día, alzaron los judíos sus ojos, vieron una
muchedumbre innumerable que levantaba escalas e ingenios para tomar la
plaza, y había comenzado ya el ataque.


31 Al ver que el ataque se había iniciado y que un inmenso griterío y
sonido de trompetas se levantaba de la ciudad hasta el cielo,

32 Judas dijo a los hombres de su ejército: «Combatid hoy por
vuestros hermanos.»

33 Y, ordenados en tres columnas, les hizo avanzar detrás del
enemigo tocando las trompetas y gritando invocaciones.

34 El ejército de Timoteo, al reconocer que era Macabeo, huyeron
ante él, sufrieron una fuerte derrota y dejaron tendidos unos 8.000 hombres
aquel día.

35 Volvióse luego Judas contra Alemá. La atacó, la tomó y después
de matar a todos los varones y saquearla, la dio a las llamas.

36 Partiendo de allí, se apoderó de Casfó, Maqued, Bosor y de las
restantes ciudades de la región de Galaad.

37 Después de estos acontecimientos, juntó Timoteo un nuevo
ejército y acampó frente a Rafón, al otro lado del torrente.

38 Judas envió a reconocer el campamento y le trajeron el siguiente
informe: «Todos los gentiles de nuestro alrededor se le han unido y forman
un ejército considerable.

39 Tienen además, como auxiliares, árabes tomados a sueldo.
Acampan al otro lado del torrente y están preparados para venir a atacarte.»
Judas salió a su encuentro.

40 Cuando se aproximaba con su ejército al torrente de agua, dijo
Timoteo a los capitanes de sus tropas: «Si él lo pasa primero y viene sobre
nosotros, no podremos resistirle, porque nos vencerá seguramente,

41 pero si muestra miedo y acampa al otro lado del río,
lo
atravesaremos nosotros, iremos sobre él y le venceremos.»

42 Cuando Judas llegó al borde del torrente de agua, situó a los
escribas del pueblo a la orilla y les dio esta orden: «No dejéis
acampar a
nadie; que todos vayan al combate.»

43 Pasó él el primero contra el enemigo y toda su gente le siguió. Los
gentiles todos, derrotados ante ellos, tiraron las armas y corrieron a buscar
refugio en el templo de Carnáyim.

44 Pero los judíos tomaron la ciudad y quemaron el templo con todos
los que había dentro. Carnáyim fue arrasada. Y ya nadie pudo
resistir a
Judas.

45 Judas reunió a todos los israelitas de la región de Galaad,
pequeños y grandes, a sus mujeres, hijos y bienes, una
inmensa
muchedumbre, para llevarlos al país de Judá.

46 Llegaron a Efrón, ciudad importante y muy fuerte, situada en el
camino. Necesariamente tenían que pasar por ella, por no haber posibilidad
de desviarse ni a la derecha ni a la izquierda.


47 Pero los habitantes les negaron el paso y bloquearon las entradas
con piedras.